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lunes, 11 de junio de 2018

Balance del curso

Estamos cerrando el curso. Ha sido intenso y con cambios importantes tanto profesionales como personales. El blog se ha ido quedando relegado, ya no considero que sea una herramienta válida para las clases. Probablmente sea una equivocación mía, ya que veo a compañeros de diversas materias que siguen utilizando los suyos de manera habitual. Lo empecé en el mismo centro en el que ahora me encuentro, animada por el acceso a las nuevas tecnologías en la práctica docente. Pero, visto ahora, me parece que no lo usaba adecudamente. No dejaba de ser lo mismo de siempre, contar aquello que la falta de tiempo no me dejaba hacer en clase, pero en lo que los alumnos no eran más que meros espectadores.
Ahora encuentro más interesante que los alumnos tengan la capacidad de hacer. Por eso me he volcado en trabajar con el aula virtual. Todavía no está bien, este año he empezado desde cero, porque el año pasado no daba clase de latín y griego.
Pero este año también ha sido de reencuentro con las clásicas. Llevaba tres años sin destino definitivo, después de haber estado ejerciendo en Italia representando al estado español. En pago, volví y no tenía destino. Ya me había pasado antes, pero al curso siguiente volvía a estar en un puesto fijo. Esta vez han sido tres años. Se me han hecho bastante largos, pasando por algunos destinos que podría calificar... pero no lo haré.
 Este curso he estado provisionalmente en el IES Dionisio Aguado de Fuenlabrada. Un sitio que ya conocía y en donde me he sentido bien tratada. Con alumnos bastante buenos, algunos de ellos verdaderamente brillantes. Tal es así que decidía a presentar a una alumna de 2º de bachillerato al concurso Minerva de traducción de latín y con los de 1º participamos en "Yo conozco mi herencia ¿y tú?" quedando en un meritorio 5º puesto.
Ha habido momentos muy divertidos, otros conmovedores, como la graduación de 2º de bachillerato, en la que las alumnas de humanidades me mencionaron especialmente.
Pero el destino (las Moiras) no me ha sido propicio y, muy a mi pesar, me han dado un puesto definitivo en otro centro. Cuando en la última clase con todos los alumnos de primero presentes dije que me iba, vi en sus caras un brillo de tristeza. En ese momento, como otras muchas veces, pensé: " lo mejor de esta profesión son los alumnos". Gracias por todo.