Los cordófonos. Liras y arpas
La familia de los instrumentos de cuerda (ἐντατά ὄργανα Str. 7.5.7) podía dividirse, a su vez, en la familia de las liras, de las arpas y otros cordófonos por punteo que se conocerían en época helenística.
El primer grupo, el de las liras, fue sin duda el más difundido e importante. De entre todos ellos destaca el más antiguo de todos que, en contraposición a todos los demás instrumentos de la familia, característicos de los
pueblos bárbaros, éste se incluía en los llamados instrumentos “nacionales”. Se trata de la φόρμιγξ (phórminx), de la que tenemos testimonios desde el siglo VIII a.C (vasos geométricos tardíos). Es por eso que se la conoce como la
lira homérica. Estaba compuesto por entre 2 y 6 cuerdas,aunque generalmente eran 4, dispuesta en una caja armónica de forma redondeada hasta un travesaño horizontal que unía sendos brazos que salían del cuerpo del
instrumento. Algunos autores consideran el término homérico κίθαρις (kítharis) como el nombre de otro instrumento similar a este phórminx. Es muy similar a la lira siria, muy difundida en Asia Menor.
En el siglo siguiente, se le atribuyen tanto a Terpandro de Antisa como a su discípulo Capión algunos de los cambios introducidos a este phórminx primitivo.Cambios que desembocaron en el instrumento clásico por excelencia de la música griega: la kithára. Éste fue de todos los instrumentos de cuerda conocidos en Grecia el más grande, con una amplia y pesada caja de resonancia, con un fondo plano (a diferencia del phórminx), dos robustos brazos, en general embellecidos con adornos, y un travesaño que se fijaba a los brazos mediante dos tornillos. El número de cuerdas experimentó un aumento con el paso de los años, pasando de las 7 cuerdas hasta un máximo de 18.Todas ellas de la misma longitud pero diferente tensión y espesor. En la ejecución, el instrumento se disponía contra la parte izquierda del tórax, de lado y suspendido mediante una cinta fijada en la caja armónica, en la que se ponía la mano izquierda. El dominio de este instrumento exigía una técnica considerable y consumada, frente otros instrumentos del panoramacuya ejecución se tornaba más ligera.
La κιθάρα (kithára) era el instrumento del dios Apolo, por lo que se le reservaban las ocasiones más importantes y quedaba restringido para las interpretaciones más solemnes. Una variante de esta kithára, algo más pequeña y con el fondo arqueado (más similar al phórminx) es la kithára de cuna, utilizada sobre todo por las mujeres (como se observa en numerosas pinturas domésticas).
Las cuerdas de ésta parecen ser algo más cortas que las de la kithára normal, por lo que el registro era más agudo, lo que se conformaba con el uso prevalente femenino.
Junto con éste, otro instrumento se difundió durante el siglo VII a.C, la propia λύρα ( lyra), que da nombre a todo este grupo de cordófonos. Se trata de un instrumento más pequeño, acompañado de un carácter más ligero y un uso corriente, sobre todo entre escolares.
Era éste un instrumento que podía ser tocado por todo el mundo, debido a la sencillez de la técnica, que era enseñada en las escuelas. La caja de resonancia la formaba un caparazón de tortuga (por lo que se le denominaba también χέλυς (chelys)) o por una estructura de madera ligera estriada recubierta de piel bovina tendida sobre la parte abierta. La principal diferencia respecto a los instrumentos anteriores era la estructura que hacía de éste un instrumento mucho más ligero. Los brazos, que en principio eran cuernos de animal y más tarde de madera estriada, eran más finos que los de la kithára, por lo que la sonoridad debía ser menor.Durante la mayor parte de su vida, mantuvo las 7 cuerdas reglamentarias, por lo que éstas son conocidas como lyra heptátonos.
Sabemos que fue en el s. V cuando estos instrumentos se construían ya en madera gracias a las diferencias de las pinturas y relieves de la época arcaica y clásica, además de la curvatura de los brazos.
Las distintas formas que este instrumento podía presentar no afectaban a la identidad sustancial del mismo, sino que se relacionaban directamente con el uso. De esta forma algunas de las variantes (meramente estéticas) de este instrumento podrían referirse
términos como σπάδιξ (spadix) o κλεψίαμβος ( klepsíambos). En época helenística sí que se conoció un instrumento que, a pesar de pertenecer a la misma familia, era esencialmente distinto.
Se trata de la κινύρα ( kínyra) o lira hebrea, la cual podía tener entre 3 y 10 cuerdas.
El último de los instrumentos del grupo de las liras es el βάρβιτος * (bárbitos o bárbiton), de orden frigio. Su caja de resonancia era más bien pequeñas, similar a la de la lyra, pero sus brazos era bastante más largos (por lo que su registro debería ser más grave), con forma de “J” invertida. Para su ejecución, que no se realizaba con los dedos, se utilizaba el pelctro.Lo que más caracterizaba al bárbiton es su uso, pues se trataba de un instrumento dionisíaco cuyo uso se reservaba para banquetes y festines. Su uso perduró hasta época bizantina.
Todos estos instrumentos podían tocarse con el pelctro ( τὸ πλῆκτρον), pieza de madera, hueso o marfil con la que se “rasgueaban” las cuerdas, consiguiendo una sonoridad más rítmica y seca.
El segundo gran grupo de cordófonos, el de las arpas, comienza a aparecer en época pre-helénica aunque de forma esporádica. Será a partir del clasicismo (siglo V) cuando su expansión llegue hasta la Magna Grecia y colonia del Asia Menor.
Se trata de arpas de origen oriental o, en menor número, egipcio. La principal diferencia con las liras es su forma angulada. Además, a diferencia de ésta, la estructura de madera abarcaba solamente los dos lados del ángulo, quedando abierta más allá de la última cuerda. El lado más grande era rico en decorados y estaba vacío por el interior para hacer las veces de caja de resonancia. Durante la ejecución, era este lado el que se apoyaba en el hombro del ejecutante, mientras que el lado opuesto
se mantenía sobre sus piernas. Aunque, bien es verdad, podían darse otras posiciones atendiendo al tipo de arpa. Todas las arpas se tocaban pinzando las cuerdas con los dedos, nunca se utilizaba el pelctro, y eran instrumentos propios de las muchachas y mujeres de elevada condición social.
Encontramos, en primer lugar, la mágadis, instrumento de origen ligio de veinte cuerdas. Con la mano derecha se tañían las cuerdas graves y con la izquierda las agudas. Otro instrumento de este grupo es el psaltérion ( ψαλτήριον) de origen babilónico y con gran número de cuerdas. Muy similar a éste es el trígonon (τρίγωνον) , que recibía este nombre por su estructura cerrada y se desconoce si su origen es fenicio, sirio o egipcio.
En el grupo de las arpas podríamos incluir los laúdes, que nunca tuvieron gran importancia en el mundo griego, al menos hasta el s. IV a.C. Eran importados de Oriente y allí si disfrutaban de una mayor difusión. Su caja armónica era más bien pequeña, tenía un mango largo y tres cuerdas.
Finalmente, a la familia de las liras y las arpas, habría que añadir un último grupo de cordófonos por punteo que comprendería instrumentos no tan conocidos. Estos corresponderían a las modernas cítaras de mesa. Algunos de éstos son el simímkion (σιμίκιον) de 35 cuerdas, el epigóneion (ἐπιγόνειον) de 40 y el kanón o monóchordon (κανών). De las dos primeras, lamentablemente, no se conserva ningún tipo de representación, pero no así del kanón. Éste consistía en una pequeña caja de resonancia sobre la que se hallaba en tensión una cuerda entre dos puentes fijo, mientras que un tercero, móvil, podía desplazarse de un extremo de la cuerda al otro, dividiendo esta en dos secciones. Este instrumento, aunque careció de importancia desde un punto de vista interpretativo, es relevante en el campo científico, pues a partir de él se pudieron determinar las relaciones entre dos sonidos, los intervalos.
* Según Liddell- Scott: invención de Terpandro.
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