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miércoles, 24 de febrero de 2021

Corazón roto

No he aguantado la presión. Llevo ya tres semanas de baja porque todo esto ha podido conmigo. Dormir mal,  no poder contener el llanto y estallar de manera inoportuna son las señales. No dejo de sentirme culpable por haber dejado a los alumnos de 2º de bachillerato solos justo antes de los exámenes de la 2ª evaluación, pero la experiencia me dice que no soy imprescindible. Afortunadamente han enviado una susstituta en cinco días, eso sí, no había dado clase nunca.

La realidad es que estaba trabajando fuera y dentro del centro más que nunca y que el grado de agotamiento superó los umbrales de la sensatez.

¿Por qué lo cuento? Supongo que es una manera de liberarme.  Mi caso será uno de tantos, especialmente de los docentes con más edad y que nos sentimos más vulnerables. Queda esperar a las vacunas pero parece que la edad también penaliza en eso.



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